HISTORIA DEL INCIENSO
Violeta Paula Cappella de Aguerre
En todos los templos, a lo largo de milenios, los sacerdotes y maestros supieron utilizar el incienso para sahumar los espacios.
El incienso pertenece a la familia de
A cerca del nombre del incienso, los hebreos le llamaban LEBONAH, los griegos ”libanos”, los árabes LUBAN y los romanos “olibanum”; en todos los idiomas significa lo mismo, esto es: "blanco". Sin embargo nosotros le llamamos incienso, nombre que deriva del vocablo latino "incendoere", o sea: encender, quemar, incendiar, prender fuego, iluminar. Como sucede en muchos oficios, el perfumista, balsamero y ungüentario bien sabe cuando se trata de un verdadero perfume o esencia, sin base artificial o falsificación. Vale por lo tanto aclarar que quienes desconocen cómo es el incienso utilizan muchas veces equivocadamente por ignorancia o engaño, Sabina Real (Juniperu Lycia o Juniperus Thurifera) proveniente de África y que por poseer trementina exhala un agradable perfume, pero, y como su nombre lo indica, no pertenece a la familia de
- al Ajenjo, en Andalucía,
- ala Artemisa Aragonensis en las Islas Canarias;
- ala Grindelia Glutinosa o Palaucupatli, en México;
- ala Thuaria Chilensis , en Chile.
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Los datos arqueológicos que poseemos sobre el incienso se remontan al Valle del Nilo: en los Templos de Deir el-bahari se pueden observar inscripciones con dibujos de rituales netamente esotéricos, donde son más que evidentes las nubecillas del humo del incienso. hace alrededor de XXXV siglos atrás, los egipcios viajaban al país de To-Nuter paras buscar incienso. Las historias narran que el rey Rama-Ka llevó a su tienda arbolitos pequeños de incienso, los sembró cuidadosamente a la hora precisa, bajo los augurios estelares y logró de esta forma perfectos y esbeltos árboles de excelente madera y gomorresina. Los fenicios, por su parte, siendo grandes navegantes y comerciantes, llevaban siempre en sus navíos leños de incienso para comerciar con el mundo conocido.
Más datos históricos sobre el incienso, tenemos a partir de los relatos de Alejandro Magno: se cuenta que al tomar la ciudad de Gaza, acumuló entre los preciosos objetos del botín de guerra 500 talentos de incienso y 100 de mirra. Por su lado, Estrabón nos narra cómo se hacían las transacciones comerciales con Arabia, la zona del Mar Rojo y hasta China, en búsqueda del tan preciado incienso. También Dioscórides y Plinio citan en sus obras acerca del auge que tuvo el incienso en los templos de los tiempos de
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