lunes, 28 de febrero de 2011

Historia del Incienso IV

Todos conocemos las bellas y cautivantes historias, muy profundas por cierto, del libro "Las Mil y Una Noches". A lo largo de toda la obra se mencionan las virtudes aromáticas del incienso; veamos algunas citas: "Entré por fin, y me encontré en una espaciosa sala, con el suelo cubierto de azafrán y alumbrada por bujías perfumadas de ámbar gris e incienso y por magníficas lámparas de plata y oro llenas de aceite aromático..." (Historia del Tercer Calender). En otra parte de esta monumental obra, encontramos: "Después se detuvo en casa de un destilador y compró diez clases de aguas: de rosas, de azahar y otras muchas, y varias bebidas embriagadoras, como así mismo un hisopo para aspersiones de agua de rosas almizcladas, granos de incienso macho, palo de áloe, ámbar gris y almizcle, y finalmente velas de cera de Alejandría". Después de leer estas frases, quién no se queda extasiada, pensando en las aromáticas noches mágicas de Medio Oriente de aquellos tiempos, donde abundaban las nubecillas y suaves vapores perfumados que deben haber atrapado los más sutiles sentidos de más de un visitante a estas tierras.

Pero volvamos a la realidad y al análisis del texto: de los párrafos anteriores se desprende cuán activo era el comercio de gomorresinas, esencias, ungüentos, etc., tanto vegetales como animales (se mencionan aquí el almizcle y el ámbar gris); como explicamos antes, existían (y aún existen) falsificadores, capaces de reproducir con sustancias artificiales, a las verdaderas esencias, o directamente suplantarlas por similares; de ahí, que encontremos la aclaración en la cita: "granos de incienso macho". Como en todas las profesiones, también los balsameros, perfumistas, ungüentarios, destiladores, etc. tenían leyes y reglamentos que cumplir, y quien no se atuviese a las mismas, era castigado con la pena de expulsión de la Cofradía.

Veamos algunas de las leyes:

1.- El ungüentario o balsamero debe respetar al Creador y cumplir con sus preceptos;
2.- Para ser aceptado como balsamero debe ser iniciado en los misterios de Isis y Osiris;
3.- Hierbas y resinas deben ser recolectadas, transportadas, almacenadas y/o envasadas siguiendo preceptos herméticos determinados e inviolables;
4.- Quien osase adulterar por agregado de otras sustancias los preparados será expulsado de la Cofradía;
5.- El Iniciado debe saber rezar tanto en una sinagoga, como en una iglesia,
mezquita o pagoda...


Recordemos como ejemplo de castigo al neófito, que osa utilizar un ungüento que aún desconoce en sus funciones mágicas, el excelente libro (iniciático) de Apuleyo, el Asno de Oro, y a la diosa Isis como dadora de la libertad tan ansiada de la animalidad, iniciación mediante. El verdadero balsamero o ungüentario era ante todo un Iniciado, un miembro de una fraternidad a la que debía respetar y cuyos secretos debía custodiar frente a los ojos curiosos profanos. Las barreras externas que impiden la manifestación de la unidad, como lo son, en muchos casos las religiones, quedaban eliminadas en la Cofradía, al concebirse a Aquel a Quien vagamente se le denomina Dios, como "Creador"; y saber rezar en todos los templos es comprender que tras la multiplicidad existe la síntesis en la unidad. Acerca de este tema, el gran genio Papus, nos comenta:

"El magista ha de mantener su independencia de criterio dentro de todos los cultos, igualmente dignos de respeto (aquellos que están dentro de la magia blanca). Cada raza, cada pueblo sintetiza sus aspiraciones psíquicas en un culto, y de este modo, cada culto viene a estar animado por una vivificadora partícula de la verdad única".

Además del excelso sentido fraternal y de unidad de los cofrades, el balsamero debía conocer las alteridades religiosas por los problemas de separatividad que desde lejos han existido; tengamos en cuenta que un buen comerciante debe satisfacer las demandas de la ecléctica clientela y, si debía viajar en busca de las tan preciadas esencias, debía conocer las costumbres de los pueblos que visitaba -y las costumbres religiosas se mixturan y matizan
de las mundanas y viceversa. Otro aspecto a tener en cuenta es que los balsameros y ungüentarios no sólo fabricaban y comerciaban sus productos, sino que a su vez eran consultados en los usos de los mismos y ésta es otra razón más para "saber rezar" en
todos los templos.

El Kamasutra nos enseña algo acerca de quiénes pueden ser consultados. La cita que transcribimos a continuación pertenece al capítulo "Del aderezo; de la seducción de los corazones; y de las medicinas tónicas", a saber:


"Los medios de producir el amor y el vigor sexual vienen enseñados por la ciencia médica, por los Vedas, por las personas iniciadas en las artes mágicas y por los parientes o amigos. Nunca debe probarse ningún medio de efecto dudoso, capaz de deteriorar el cuerpo, que implique la muerte de animales y ponga en contacto con cosas impuras. Los únicos medios que deben emplearse deben ser santos, eficaces y aprobados por los brahamanes y amigos".

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